Los continuos problemas de estabilidad con los procesadores Intel de 13.ª y 14.ª generación han atraído el interés de otro bufete de abogados. Kaplan Gore, un bufete de abogados especializado en demandas colectivas, está explorando actualmente la posibilidad de presentar una demanda contra Intel. Esta investigación llega en un momento en el que siguen aumentando las quejas sobre el rendimiento y la estabilidad de las CPU afectadas. Las inestabilidades del procesador afectan tanto a los usuarios finales como a los profesionales, incluidos los desarrolladores de juegos, los creadores de contenido y los profesionales de TI. Estos grupos han informado de problemas que van desde fallos del sistema hasta fallos completos del hardware. Particularmente afectados son los consumidores que compraron los procesadores directamente a minoristas o los compraron como parte de una PC preconfigurada. Kaplan Gore ha invitado a los consumidores interesados a compartir sus experiencias. Este es un paso importante en la preparación para una posible demanda colectiva. De esta manera, el bufete de abogados quiere crear una gran base de datos para comprender el impacto exacto y la prevalencia de los problemas. Esto también podría ayudar a determinar el alcance de los posibles daños que los consumidores afectados podrían reclamar. Intel reacciona ante el problema de estabilidad: Garantía de dos años para las CPU de 13.ª y 14.ª generación En sus primeras investigaciones, Kaplan Gore descubrió que la respuesta de Intel a los problemas era muy inadecuada. En particular, la garantía ampliada anunciada por Intel para los procesadores afectados no se considera suficiente. Esta garantía no cubre las necesidades específicas de los consumidores que compraron CPU como parte de una PC preconfigurada. Para estos usuarios aún no está claro cómo pueden hacer valer sus derechos de garantía, ya que Intel aún no ha publicado directrices claras para este caso. Otro punto conflictivo tiene que ver con el procesamiento por parte de Intel de las solicitudes RMA (devolución e intercambio). Según Kaplan Gore, la tramitación de estas solicitudes es lenta. Los consumidores informan de largos tiempos de espera que pueden durar semanas o incluso meses. Durante este período, los usuarios afectados tienen que renunciar a su CPU, lo que puede provocar problemas importantes, especialmente para los usuarios profesionales que dependen de un rendimiento estable de su computadora. Si bien Kaplan Gore aún no ha tomado una decisión final sobre si presentará una demanda colectiva, a la empresa le interesa que Intel pueda enfrentar desafíos legales adicionales. Una demanda de este tipo podría tener consecuencias de gran alcance para la empresa. Los problemas actuales ya han provocado una pérdida de confianza entre clientes y socios comerciales. Si se presentara una demanda colectiva, los titulares negativos asociados y las posibles cargas financieras podrían ejercer una presión adicional sobre la empresa. Además, los problemas también podrían afectar las estrategias y el desarrollo de productos futuros de Intel. La empresa puede verse obligada a invertir más recursos en garantía de calidad y soporte a los clientes afectados para evitar daños mayores. Fuente: KaplanGore Queda por ver cómo evolucionará la situación. Sin embargo, la investigación de Kaplan Gore es una clara señal de que los problemas con los procesadores Intel de 13.ª y 14.ª generación se están tomando en serio y que los consumidores están considerando cada vez más acciones legales para hacer cumplir sus reclamaciones. Para Intel, esto significa que la empresa debe responder con prontitud y transparencia a las acusaciones para detener la pérdida de confianza de los clientes y minimizar las posibles consecuencias legales. Fuente: Kaplan Gore
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